La mancha humana. Philip Roth. Alfaguara,Madid 2006.
Acaba de llegar a la biblioteca esta novela del escritor
norteamericano Philip Roth
La novela está ambientada en la América de Clinton y su
indecoroso final en la Casa Blanca. Se trata de un trabajo denso, psicológico,
con unos personajes muy definidos. Sorprende que la vida de un destacado
miembro de la comunidad educativa de una pequeña ciudad norteamericana, Coleman Silk, se vea destrozada por un leve
comentario en su clase a propósito de la ausencia continuada de dos alumnos
negros. El comentario alude a que al no asistir nunca a clase, quizá se hayan
convertido en negro humo.
Una
sociedad cerrada, envidiosa, pacata y muy susceptible termina malinterpretando ese
comentario banal. Después de su voluntaria exclusión del sistema, pues no
aguanta un rechazo tan injusto, inicia una relación con una limpiadora de la
universidad mucho más joven que él y con un pasado trágico.
A pesar de las
diferencias de edad y de cultura (ella se confiesa prácticamente analfabeta),
la soledad de cada uno de ellos suma fuerzas, convirtiéndolos en un tándem
muy compenetrado, en donde cada uno cree encontrar lo que busca. Coleman, sentirse
de nuevo un hombre pleno, a pesar de sus más de setenta años, y ella, Faunia,
nombre de reminiscencias salvajes, un hombre que la cuide y la mime sin tener
que sufrir sobresaltos ni humillaciones.
En la cercanía acecha el ex marido de
ella, un veterano de Vietnam trastornado por la guerra, que no soporta que ella
rehaga su vida después de un matrimonio desastroso en el que murieron
accidentalmente los dos hijos de la pareja.
El final es sorprendente. Un amigo
de Coleman, Zuckerman, a quien el ex decano le encarga escribir la historia de
su vida, descubre un secreto de su pasado cuando éste fallece. Coleman Silk
procede de una familia de color y de ascendencia también judía de quien se
despega con el fin de prosperar en un
mundo dominado por los blancos.
El último tercio de la novela se eleva en las escenas en que
la profesora francesa contratada por Coleman en sus tiempos de Decano se deja
llevar por su soledad y pergeña un embuste que termina deshaciendo la poca
credibilidad que le quedaba al profesor.
Es una reflexión sobre la maledicencia,
la vergüenza, los celos y el amor.
Cristina González Díez